Educación

Una separación que va más allá del Grand River: Un estudio sobre la división creada por la desigualdad de acceso a servicios de cuidado infantil en el condado de Kent, Michigan

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En el condado de Kent existe una notable falta de servicios de educación de infancia temprana. Un análisis reciente llevado a cabo por la IFF, un socio donatario de la Fundación W.K. Kellogg, reveló la urgente necesidad de más de 20,000 espacios en los servicios de cuidado infantil para satisfacer la demanda local.

Este análisis de datos es una expansión de los hallazgos de una evaluación de necesidades del 2018  que examinó el estado en relación a los servicios de educación de infancia temprana para los niños y niñas en Grand Rapids, Michigan.

Al ampliar el alcance del estudio para abarcar todo el condado de Kent, las partes interesadas locales pueden abordar con mayor eficacia los retos globales que impiden que los niños de cinco años o menos de la región, que aún no han alcanzado la edad para entrar al preescolar, accedan a recursos vitales de aprendizaje temprano que son cruciales para su desarrollo.

Desde el informe del 2018, los lugares que prestan servicios de cuidado infantil en Grand Rapids han aumentado en más del 28%, pero el informe del 2023 sigue revelando que, de manera regular, los padres luchan por encontrar estos servicios a un precio asequible y cerca de donde trabajan y viven.

Según el número de espacios disponibles, menos del 40% de los niños de la zona tienen acceso, lo que deja a casi 36,0000 niños sin atención y educación de infancia temprana de calidad.

El acceso es especialmente difícil para los niños menores de dos años y aquellos cuyos servicios de cuidado infantil están subvencionados por el gobierno.

“La educación temprana de calidad desempeña un papel fundamental en la preparación de los niños para el éxito en la vida adulta, pero el sistema se encuentra bajo presión en el condado de Kent, al igual que en todo Estados Unidos”, dijo Chris Uhl, director ejecutivo de la IFF para la región oriental.

En los enclaves urbanos de Wyoming, Kentwood y Cedar Springs, el acceso a los servicios de cuidado infantil es un enorme desafío, en comparación con otras comunidades locales. Además, los residentes de estas áreas tienen una probabilidad desproporcionadamente mayor de encontrarse en circunstancias de bajos ingresos, vivir en hogares monoparentales y cumplir con las demandas de varios niños menores de seis años en hogares donde todos los padres trabajan.

Según el informe, la mayoría de las familias con dificultades para acceder a servicios de cuidado infantil residen en áreas que habían sido objeto de restricciones por parte de los bancos desde mediados de 1930 hasta finales de 1960. “Vemos que el 60% de las personas negras, indígenas y de color del condado de Kent viven en estas áreas, mientras que, en el caso de las comunidades blancas no hispanas, se trata solo del 27%”, dijo Preeti Rao, analista sénior de datos comunitarios de la IFF y uno de los contribuyentes del informe.

En aquella época, la Home Owners’ Loan Corporation (HOLC), una agencia federal, elaboraba mapas codificados por colores de ciudades y pueblos de todo Estados Unidos. Estos mapas asignaban letras que calificaban a las zonas basándose en suposiciones infundadas sobre el riesgo crediticio, con líneas rojas que marcaban específicamente los vecindarios denominados “con mayor riesgo”. Injustamente, estos vecindarios solían estar formados por poblaciones negras, hispanas, latinas e inmigrantes no blancos.

En consecuencia, las instituciones financieras o bien se abstuvieron de conceder préstamos a los individuos de estas comunidades o, de hacerlo, impusieron tasas de interés y comisiones exorbitantes, haciendo que los préstamos resultaran excesivamente caros. Esta práctica discriminatoria evitó que las personas adquirieran viviendas en estas áreas, e impidió la acumulación de riqueza a largo plazo. El impacto persistente contribuyó a mantener las disparidades raciales en las comunidades de todo el país.

“Ese legado histórico de exclusión y desinversión ha dejado un impacto duradero, erigiendo barreras sistémicas que persisten en la actualidad”, dijo Rao.

Muchas de estas familias de ingresos bajos y medios del condado de Kent se encuentran pagando más por los servicios de cuidado infantil que lo que sus presupuestos pueden cubrir. Los proveedores de servicios de cuidado infantil, que operan con escasos márgenes de beneficio, se enfrentan a dificultades para mantener sus negocios abiertos.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. recomienda que las familias no gasten más del 7% de sus ingresos en cuidado infantil para que se consideren asequibles. Sin embargo, en el condado de Kent, donde el 7% de los ingresos familiares promedio asciende a 5670 de dólares, el costo anual real de los servicios de cuidado infantil casi duplica esa cifra. Para las familias con ingresos inferiores al ingreso familiar promedio, la diferencia de asequibilidad aumenta aún más.

“En los últimos tres años, ha aumentado el número de familias que pueden solicitar asistencia subvencionada, pero aún no cubre a todas las familias en situación de pobreza, que son aproximadamente el 37% de los niños menores de seis años del condado de Kent”, dijo Rao.

Desde el año 2020,la elegibilidad para el subsidio ha aumentado del 130% al 200% del Nivel Federal de Pobreza (FPL). Sin embargo, esta ampliación sigue siendo insuficiente para ofrecer servicios de cuidado infantil asequibles a muchas personas. Las familias que ganan por encima de este umbral, pero por debajo de los 63.498 de dólares de ingreso promedio del Estado siguen asumiendo el costo total de los servicios de cuidado infantil.

Con base en la información de 2023, los siguientes vecindarios experimentaron la mayor necesidad que no fue satisfecha de acceso a servicios de cuidado infantil: West Garfield Park, East Garfield Park, Black Hills y Grandville Avenue.

El acceso a los servicios de cuidado infantil no tiene por qué seguir siendo como hasta ahora, afirma Mike Tighe, director de proyectos de la IFF y colaborador del informe de 2023.

“Debemos dar prioridad a la mejora del acceso a una atención de infancia temprana de calidad para niños de 0 a 2 años y a la atención subvencionada para niños de 0 a 5 años en algunos de los vecindarios más necesitados de Grand Rapids”, agregó. Una de las formas más sencillas de hacerlo, según Tighe, es ayudar a más trabajadores a ofrecer desde sus casas servicios de cuidado infantil como proveedores autorizados.

“Los proveedores de servicios a domicilio consideran que los sistemas están diseñados más para programas con sede en los centros, mientras que los programas comunitarios tienen dificultades para cumplir las expectativas y navegar por los puntos de entrada”, dijo.
Este suele ser el caso de personas que, a pesar de no hablar inglés como lengua materna, tienen pasión por atender a los niños de sus comunidades. A menudo pueden tener más dificultades para navegar por los sistemas establecidos para convertirse en proveedores autorizados.

“Podríamos abordar esta cuestión mediante el desarrollo de redes de proveedores a domicilio para ampliar el alcance de las opciones de cuidado infantil culturalmente pertinentes, relevantes y receptivas, especialmente en las comunidades de color y los vecindarios con mayor población de familias inmigrantes”, dijo Tighe.

Parte de este trabajo ya comenzó en Grand Rapids en lo que se refiere a aumentar el acceso general, abogando por programas de cuidado infantil in situ en los lugares de trabajo a través del programa MI-Tri Share.

A través de MI Tri-Share, el gasto del cuidado infantil de un empleado se distribuye a partes iguales entre el empleador, el empleado y el Estado de Michigan, una división triple,coordinada regionalmente por un centro facilitador de MI Tri-Share. Esto puede ayudar a los padres a volver al trabajo con la certeza de que sus hijos están seguros, reciben un buen cuidado y tienen la oportunidad de prosperar.

“También deberíamos buscar ubicar los programas junto con otros proveedores de servicios sociales, como en clínicas de salud o programas extraescolares, para reducir los largos desplazamientos y permitir a las familias acceder a múltiples servicios en un solo lugar”, explicó Tighe.

Sin embargo, no se trata solo de ofrecer a las familias más espacios dentro de los servicios de cuidado infantil; la ampliación de los requisitos debe ir acompañada de mejoras profesionales para los cuidadores.

“Los bajos salarios y reembolsos son la norma para los trabajadores y proveedores de educación de infancia temprana, y, sin embargo, eso no equivale a un ahorro de costos para los padres y las familias”, explicó Tighe.

Para mitigar estos costos, uno de los enfoques consiste en establecer un modelo mediado por la comunidad que apoye a los trabajadores locales en la puesta en marcha y gestión de programas de cuidado infantil a domicilio. Este modelo proporcionaría asistencia normativa, asistencial y jurídica como forma de aliviar parte de la carga que suponen estos servicios para los proveedores.

Solo la mitad de los espacios en los servicios de cuidado infantil disponibles para niños de 0 a 5 años en el condado de Kent se consideran de alta calidad. Por el momento solo hay tres espacios de calidad por cada 10 niños.

“Aprovechar los recursos de la iniciativa de Michigan Home Visiting para poner en contacto a cuidadores de niños formados con cuidadores familiares, amigos y vecinos no regulados, ayudaría a aumentar el número de espacios de alta calidad en el condado”, dijo Tighe.

Asegurarse de que los trabajadores del cuidado infantil conozcan las distintas vías de financiación y apoyo a su negocio mejorará inevitablemente la atención, según el informe. Una de estas vías es a través de Caring for MI Future, un esfuerzo estatal para ayudar a los trabajadores del cuidado infantil a poner en marcha 1,000 programas nuevos o ampliados para finales de 2024.

“Los recursos y los conocimientos están disponibles, y el llamado a la acción es claro: la colaboración y los esfuerzos concertados son esenciales para garantizar que el cuidado infantil sea accesible para todos en la comunidad”, dijo Uhl. “El reto que tenemos por delante es grande, pero con determinación colectiva e iniciativas estratégicas, existe la esperanza de un futuro en el que todos los niños del condado de Kent tengan acceso a un cuidado infantil de alta calidad, sentando las bases para su éxito en los años venideros”.

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