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Caroline Brunton es oficial de programa de la Fundación W.K. Kellogg, y dirige la cartera nacional de trabajo centrada en equidad en salud. Su amplia experiencia en salud pública, incluidos 13 años en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), le proporciona una amplia perspectiva sobre cómo la salud pública y un mejor acceso a la atención sanitaria ayudan a los niños y niñas y a las familias a prosperar. Se reunió con Olivia Chung, responsable de comunicación de la Fundación Kellogg, para hablar de la importancia de la salud pública, los determinantes sociales de la salud, las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 y el papel fundamental de las asociaciones comunitarias en el avance de la equidad en salud.
P: ¿Qué es la salud pública, y por qué es fundamental para promover resultados positivos para los niños y niñas y las familias?
R: La salud pública posibilita el acceso a la salud desde una perspectiva comunitaria.
No se trata solo del acceso a la atención sanitaria, sino de todos los elementos dentro de una comunidad que hacen que una comunidad prospere. Esto incluye garantizar que todo el mundo pueda vacunarse, que los niños y niñas pequeños y las familias tengan acceso a alimentos, y que los alimentos y el agua de una comunidad sean seguros. Todos estos elementos en conjunto permiten a la gente estar sana, lo que obviamente es muy importante para los niños y niñas y las familias.
Un gran sistema de salud pública para los niños y niñas y las familias es aquel que interactúa con ellos de forma sistemática. Garantiza que, si hay problemas o cuestiones que requieren atención, los niños tengan acceso a los servicios en el momento en el que más les van a ayudar a prosperar.
Proteger y promover el acceso a la cobertura de salud, en particular Medicaid, también es crucial para la salud infantil y familiar. Medicaid es la vía de acceso al seguro médico de más de la mitad de los niños y niñas de Estados Unidos. Sin embargo, como los estados están dando de baja a personas de Medicaid por primera vez desde que empezó la pandemia, más de cinco millones de niños y niñas han perdido su cobertura hasta la fecha y, por tanto, el acceso a servicios de salud fundamentales. Incluso las breves lagunas en la cobertura pueden evitar que los niños y niñas se sometan a importantes pruebas de desarrollo, visitas de control y vacunas necesarias para que prosperen.
P: ¿Cuáles son los determinantes sociales de la salud, y cómo impactan en la equidad en salud?
R: Los determinantes sociales de la salud son un marco de referencia desarrollado para demostrar el impacto que tienen en la salud factores ajenos al sistema de salud. Por ejemplo, sabemos que aspectos como la educación, el empleo y el acceso a la alimentación impactan a largo plazo en la salud de las personas. También hay factores sociales, políticos y económicos subyacentes, como la discriminación o la situación socioeconómica, que pueden tener impacto inmediato y a largo plazo en la salud de las personas.
Este marco de referencia ha ampliado nuestra definición de salud pública más allá de los servicios gubernamentales para incluir a todos los sectores de la comunidad. Hay muchos datos que demuestran que la participación comunitaria y la participación cívica son factores determinantes de la salud. De hecho, muchos servicios comunitarios son prestados por organizaciones con enfoque comunitario. Por ejemplo, muchas organizaciones comunitarias fueron de puerta en puerta durante la pandemia para informar a la gente sobre la posibilidad de vacunarse, así como dónde había vacunas disponibles en su zona. Eso es la salud pública. Esa conexión real que va de persona a persona en la comunidad es una parte fundamental de la salud pública, y ha supuesto un cambio en nuestro planteamiento para ayudar a los niños y niñas y a las familias a alcanzar y mantener una buena salud.
P: Tras la pandemia de COVID-19 y sus efectos en el estado de la salud pública, ¿qué lecciones podemos aprender?
La pandemia de COVID-19 fue una prueba de estrés para los sistemas de salud pública del país. Quedó resaltada la importancia de las organizaciones con enfoque comunitario para llegar a poblaciones que pueden mostrarse escépticas ante el gobierno. También puso de manifiesto el ciclo de auge y caída del financiamiento de la salud pública. Cuando hay una emergencia de salud, se invierte mucho dinero en el sistema, pero no se ve la misma urgencia por mantener la infraestructura. Esto dificulta que los recursos lleguen a las organizaciones con enfoque comunitario y, en última instancia, a las comunidades que más los necesitan.
A pesar de estos retos, hay motivos para tener esperanza. El número de personas que se inscriben a programas de salud pública en facultades y universidades va en aumento, y la próxima generación de trabajadores exige cambios y hace oír su voz.
La Fundación Kellogg trabaja en la creación de capacidad en el sistema de salud pública para avanzar la equidad en salud, asociándose con organizaciones como el Prevention Institute, que promueve un enfoque ecosistémico para reconstruir la infraestructura de salud pública centrada en la equidad y la justicia. También trabajamos con la Coalición de Salud de las Grandes Ciudades, que representa a las ciudades más grandes de Estados Unidos que están realmente a la vanguardia de la innovación en salud pública y de la lucha contra el racismo y sus consiguientes desigualdades en salud como crisis de salud pública.
P: ¿Qué organizaciones e iniciativas están marcando la diferencia en el avance de la equidad en salud, y cómo apoya la Fundación Kellogg este trabajo?
R: Trabajamos para impulsar cambios sistémicos y políticos que promuevan el acceso y la cobertura de la atención sanitaria y refuercen la infraestructura de salud pública para avanzar la equidad en salud. Apoyamos a organizaciones como el
Programa Nacional de Derecho de la Salud, que protege y promueve los derechos a la salud de las personas y familias con ingresos bajos e insuficientemente atendidas a través de la abogacía, la educación y los litigios. Han trabajado incansablemente para mitigar las pérdidas de cobertura durante la retirada de Medicaid.
También apoyamos al Centro para Niños y Familias de Georgetown, que ayuda a los socios estatales en sus prioridades de política de Medicaid. Actualmente trabaja con los 11 estados que han optado por implantar la cobertura continua para niños y niñas de 0 a 6 años, lo que significa que las familias solo tendrán que inscribir a su niño o niña elegible en Medicaid una vez entre el nacimiento y su entrada en la escuela, reduciendo las pérdidas de cobertura y las cargas de papeleo.
Intentamos apoyar iniciativas que garanticen un entorno político propicio para la equidad en salud e impulsen el cambio narrativo. Es un planteamiento polifacético para promover la equidad en salud.
P: ¿Cuál es la visión de futuro de la salud pública y por qué las asociaciones de la comunidad son esenciales para lograr la equidad en salud?
Creo que todo el sector de la salud pública está lidiando con su futuro tras la pandemia.
A medida que aumenta el reconocimiento del impacto de los factores sociales y ambientales en el bienestar de los niños y niñas, las familias y las comunidades, la salud pública debe adaptarse. Los recursos deben llegar de forma más equitativa a las comunidades, y debemos reforzar las relaciones entre la salud pública, otros sectores y las comunidades para que reflejen realmente las prioridades y necesidades de esas comunidades.
Las asociaciones de la comunidad son esenciales para lograr la equidad en salud, porque restablecen la confianza y vuelven a involucrar a la población en el sistema de salud pública. Las organizaciones con enfoque comunitario pueden proporcionar información a las agencias de salud pública para garantizar que atienden las necesidades de sus comunidades. También desempeñan un papel fundamental en la abogacía por las comunidades y familias a las que representan.
Lo más importante que podemos hacer por el futuro de la salud pública es garantizar que realmente se centre en quienes más la necesitan. Debemos devolver el aspecto público a la salud pública, y las asociaciones de la comunidad son la clave para conseguirlo. Esto implica proteger y promover el acceso a la cobertura de salud, crear capacidad en el sistema de salud pública, garantizar un entorno político propicio y sembrar el cambio narrativo. Al trabajar juntos en todos los sectores y en asociación con las comunidades, podemos crear un futuro en el que cada niño y niña y cada familia tengan la oportunidad de prosperar.
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