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Esta es la primera parte de nuestra serie sobre educación en la infancia temprana de Nuevo México.
El sol aún no ha salido sobre la Sierra de los Órganos en Las Cruces, Nuevo México, y Valeria Holloway ya ha desinfectado todos los rincones de su centro de cuidado infantil instalado en su hogar, ha esterilizado todos los juguetes y se ha asegurado de que las estaciones de actividades estén configuradas para un aprendizaje a distancia seguro.
Es una rutina que se repite con frecuencia a lo largo del día, incluso antes de la pandemia. Esto es tan solo una parte del rol que Valeria asumió hace algunos años cuando se corrió rápidamente la voz sobre el amor que imprime al cuidado de cada niño y niña, centrado en la familia.
Después de 12 años en el campo de la medicina, Holloway recuerda el día en que descubrió su vocación.
“Atendí a un bebé que no balbuceaba nada”, explica. “Recuerdo que me senté con los padres y les pregunté si le habían hecho un examen de audición, porque creía que tenía problemas de audición”. Lo que ella había pensado era correcto, y su observación puso en marcha el camino de aprendizaje del pequeño. “No solo ayudé al bebé, sino también a la familia. En ese momento supe que quería ayudar a niños y niñas, especialmente a quienes tienen necesidades especiales”.
“Todos los niños y niñas son especiales”, explica Valeria. Crear un entorno amoroso para acoger a niños y niñas, especialmente a quienes más lo necesitan, es lo que es tan importante en el mundo actual.
“El cuidado que les brindas dura toda la vida”.
Valeria Holloway Tweet
A las 6 a.m. llega el primer pequeño a la guardería de Valeria, Best of the Southwest Day Care. A medida que llegan los otros 10 niños y niñas, algunos con necesidades especiales, en sus horarios respectivos, los padres comienzan con la rutina diaria tomando la temperatura, firman documentos y ajustan las mascarillas de sus pequeños. Los padres, la mayoría de los cuales son trabajadores de servicios básicos, se van para comenzar su jornada laboral con la confianza de que sus hijos e hijas están en buenas manos.
Valeria ha estado cuidando niños y niñas durante casi 20 años y no piensa jubilarse pronto. Como ella dice: “Le pido a Dios que me dé al menos 12 años más, porque me comprometí con las múltiples generaciones de las familias que acuden a mi centro.
Los bebés que cuidé ahora tienen sus propios bebés, y me han pedido que, como lo hice con ellos, me haga cargo de su formación durante los primeros años, que son cruciales para el aprendizaje”.
Valeria Holloway Tweet
Sin duda, esta es una prueba de su compromiso de cuidar a cada niño y niña como si fueran sus hijos.
Valeria es tan solo un ejemplo de los muchos proveedores en todo el estado que tienen la gran tarea de cuidar y preparar a los niños y niñas de Nuevo México durante la pandemia. El impacto de la pandemia ha colapsado a los ya de por sí frágiles sistemas de cuidado infantil, y ha exacerbado las desigualdades raciales y étnicas para padres, escolares y trabajadores en el sistema de cuidado infantil en todo el país. Construir un sistema de cuidado infantil temprano equitativo y de alta calidad durante este tiempo sin precedentes requerirá coordinación y colaboración entre proveedores, líderes comunitarios, defensores y funcionarios del gobierno estatal de Nuevo México para evaluar y reconocer las brechas para garantizar que todos los niños y niñas prosperen.
Conozca más sobre el compromiso de Nuevo México de priorizar la educación en la infancia temprana.
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