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Mientras que el país celebra este mes el Día del Trabajo, los trabajadores con salarios bajos están mejorando sus vidas y las de sus hijos al unirse, tanto a través de los sindicatos tradicionales como de los centros de trabajadores.
En Estados Unidos, el 44% de los trabajadores de entre 18 y 64 años cobran salarios bajos: un salario medio por hora de $10.22 para los que trabajan a tiempo completo, o unos $4,000 al año, según la Institución Brookings. Los trabajadores de estos empleos tienen más probabilidades de trabajar en condiciones inseguras, cumplir horarios de trabajo impredecibles y enfrentarse tanto a la inseguridad como a la precariedad económicas crónicas. Los trabajadores negros y latinos están representados de manera desproporcionada en este grupo.
La “gran dimisión” perturbó el mercado laboral de forma histórica. A su paso, y tras la pandemia, el movimiento obrero ha obtenido numerosas victorias organizativas, y las encuestas muestran una gran popularidad entre el público estadounidense.
Para que los niños y niñas prosperen, sus padres deben tener acceso a salarios dignos, condiciones de trabajo seguras y horarios previsibles. Tres de los donatarios de la Fundación W.K. Kellogg que se organizan en torno a estas cuestiones son el Consejo Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (National COSH por sus siglás en inglés), Trabajos con Justicia y Centro Nacional de Trabajadores Negros.
Recientemente, tres dirigentes de estas organizaciones se reunieron para hablar con los medios de comunicación sobre los cambios políticos y las cuestiones más importantes para sus miembros y los trabajadores a los que apoyan.
El COSH Nacional es una federación de 26 grupos de trabajadores de base que refuerza el poder de los trabajadores y sus organizaciones para exigir empleos seguros, saludables y libres de explotación y abusos. Jessica Martínez, codirectora ejecutiva de la organización, habló de la necesidad de normas para combatir el calor, tanto en interiores como en exteriores, durante la reciente y aplastante ola de calor que afectó a gran parte de Estados Unidos
“Este Día del Trabajo, creemos que es esencial centrarse en lo que se necesita para que todos los puestos de trabajo sean seguros y protegidos”, dijo Martinez. “Todos los trabajadores tienen derecho a volver a casa a diario sanos y salvos al final de su turno”.
“Según la Oficina de Estadísticas Laborales, los trabajadores latinos mueren a un ritmo un 25% superior al de todos los trabajadores”, continuó. “La tasa de mortalidad de los trabajadores negros por traumatismos súbitos en el lugar de trabajo es un 11% superior. ¿Por qué? Porque durante demasiado tiempo, los trabajadores negros y morenos han sido asignados a los trabajos más insalubres y peligrosos”.
Tanya Wallace-Gobern, directora ejecutiva del Centro Nacional de Trabajadores Negros, una red de 12 Centros de Trabajadores Negros de todo el país que trabajan para acabar con el racismo y la discriminación contra las personas de raza negra en el lugar de trabajo, se habló de estos temas.
“Los trabajadores negros son los canarios en las minas de carbón económicas de nuestro país”, dijo Wallace-Gobern. “En 2020, 2,100 ciudades de todo el país participaron en la huelga a favor de Black Lives (las vidas negras). Fue un ajuste de cuentas para las empresas que durante tanto tiempo han ignorado las preocupaciones de los trabajadores negros y les han negado mejores condiciones de trabajo, salarios dignos y atención a la salud”.
A continuación, explicó cómo los centros de trabajadores trabajan en cuestiones intersectoriales para mejorar la vida de las familias y los niños y niñas.
“Las organizaciones de trabajadores que tienen éxito se basan en una demanda pública cada vez mayor de una red de seguridad social más universal y luchan tanto por los problemas de los trabajadores como por las preocupaciones de la comunidad en general”, dijo Wallace-Gobern. “Hemos visto el éxito de los sindicatos que trabajan con grupos de la comunidad para ayudar a dar forma a sus demandas en la mesa de negociaciones. Este proceso ha resultado en soluciones no solo para los problemas laborales de los trabajadores, sino también para políticas que reparan las brechas y nuestra red de seguridad social”.
Resaltó cómo los maestros en St. Paul, Minnesota, lucharon con éxito para frenar el embargo de viviendas para familias con niños y niñas en edad escolar, y cómo los trabajadores de la Universidad de Oregon exigieron una congelación de las matrículas como ejemplos de cómo la organización de los trabajadores a menudo va más allá de las cuestiones laborales tradicionales.
Denise Diaz, subdirectora de promoción institucional de Trabajos con Justicia, una organización nacional sin fines de lucro que dirige campañas estratégicas y moldea el discurso público para desarrollar el poder de los trabajadores, planteó cómo la gran dimisión fue realmente “un despertar” para trabajadores y patronos.
“Las familias trabajadoras de sectores con salarios bajos vieron realmente que había demanda de su mano laboral”, dijo. “Era alta, y podían aprovecharlo para empezar a negociar mejores salarios y prestaciones con las protecciones necesarias para enfrentarse directamente a quienes eran responsables de la desigualdad”.
“Este es un momento emocionante de la historia en el que los trabajadores luchan por tener voz en la economía, y es compartido por personas que realmente se identifican con eso tras la pandemia”, continuó Diaz.
Este Día del Trabajo, dijo “Me siento muy esperanzada. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer en materia de salud y seguridad y en muchos otros aspectos, tenemos esperanzas porque los trabajadores se sienten empoderados”.
Este trabajo refleja la creencia de la Fundación Kellogg en la importancia de comprometerse con las comunidades para desarrollar soluciones a problemas a largo plazo, de modo que, en última instancia, los niños y niñas y las familias puedan prosperar. “Consideramos que nuestros recursos son un medio para que las comunidades se ayuden a sí mismas, y eso es exactamente lo que pretende el poder de los trabajadores: aumentar la capacidad de acción de los trabajadores en relación con los salarios, las prestaciones y las estructuras de trabajo, y cultivar el liderazgo de los trabajadores para que puedan dar forma a su trabajo, sus contextos y sus comunidades”, dijo Marcela Montes, oficial de programa de la Fundación Kellogg.
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