Liderazgo

Eli Cuna, liderando con profunda conectividad y resolución

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La Red de Liderazgo Comunitario de la WKKF (CLN, por sus siglas en inglés) con el Centro de Liderazgo Creativo es un programa de becas innovador que apoya a los líderes locales para que se conecten, crezcan y lideren un cambio transformador hacia un futuro más equitativo. La segunda generación de la CLN se graduó en agosto de 2021. Durante casi 2 años juntos, prolongados por los efectos de la pandemia, los becarios han escrito libros, han creado empresas, han ascendido en sus carreras y, lo que es más importante, han desarrollado redes. Al graduarse, nuestros becarios se unen a una red de ex becarios que se extienden por todo el mundo y trabajan para fortalecer sus comunidades con nuevos niveles de confianza y audacia.

Liderando

Eli Cuna se describe a sí misma como una “hija del movimiento”. Comenzó su carrera como activista a los 16 años, al enterarse, durante una clase de inglés, de que era ilegal solicitar un permiso de conducir por ser indocumentada. “Los otros alumnos decían que había que luchar por la reforma migratoria. Me invitaron a participar en una marcha. No sabía lo que significaba, pero de repente un viernes por la tarde salí de la escuela clamando por mis derechos. Y me sentí libre; en ese momento me encontré a mí misma”. Transcurrida la mitad de su vida, Cuna seguía trabajando en campañas, ayudando a los jóvenes a expresar su voz y a sentirse seguros de sí mismos. Como directora en campo de United We Dream y fundadora del Dream Team de Nuevo México, contribuyó en la obtención de importantes victorias, como DACA (Acción diferida para los llegados en la infancia). Pero Cuna sabía que tenía que hacer una transición y abandonar ese papel. “Estaba agotada”, comentó.

“El equilibrio entre la vida y la organización no existía. Si no dejaba de hacer esto, pronto me convertiría en una mártir de mi trabajo, mientras le hablaba a la gente sobre la libertad y la liberación. No estaba poniendo en práctica lo que predicaba, que es la elección, la voz y la capacidad de actuar”.

Fue entonces cuando solicitó la beca de la CLN.

Conectando

Cuna creó un fuerte vínculo con una de sus instructoras, Charlotte Houston, y afirma que sus conversaciones se centraron en quién era ella en realidad. “Empezamos con mis fortalezas. Soy hábil para poner en marcha nuevas iniciativas; tengo una personalidad emprendedora. A partir de ahí construimos un plan”. Houston ayudó a Cuna a identificar los valores que ya expresaba claramente en su trabajo: la justicia racial y la aplicación de una perspectiva de equidad. A continuación, Cuna diseñó un modelo de negocio que le permitiría generar ingresos a través de esos valores. “Charlotte me dijo: ‘no sientas vergüenza de hacer un negocio’. Ese fue el mayor reto para mí, y construirlo centrado en lo indigena, decolonizada y con enfoque de equidad racial tanto como fuera posible”, explica Cuna.

Creciendo

Ahora, Cuna dirige su propia agencia de comunicación, ayudando a otras organizaciones a expresar su opinión, a darse a conocer y a promover su trabajo. Dirige campañas de marketing y organización digital y ofrece cursos de capacitación en liderazgo. Cuna prioriza sus valores culturales, centrándose en primer lugar en el desarrollo de relaciones genuinas con sus clientes. Al mismo tiempo, abre un espacio para el talento de las personas de color, las mujeres y las personas no conformistas con el género, empleando a empresarios calificados que no disponen del capital necesario para crear sus propios negocios.
Ocho colaboradores, junto con Eli, prestan servicios de comunicación a más de 48 clientes. Todo ello durante una pandemia global. Los becarios de CLN jugaron un papel importante. “Al principio, me sentí sola y aislada. Te enfrentas a una pandemia mundial, has renunciado a tu trabajo y estás haciendo la transición y empezando un negocio. Entonces, recurrí a los becarios y fueron los primeros en contratarme”. Sin embargo, más de 18 meses de abundancia y de avance coincidieron con una época de grandes pérdidas personales. “Muchas pérdidas”, dice. “Perdí a miembros de mi familia. Y a veces nos perdimos a nosotros mismos porque no pudimos despedirnos de nuestros seres queridos ni ayudarles en su transición durante la pandemia. Pero, a pesar de todo, prefiero atesorar las bendiciones y la creencia de que mis seres queridos que hicieron la transición quieren que me sienta orgullosa de mí misma. Me cuidan, rezan por mí y me desean lo mejor”.

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