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Las mujeres están liderando el movimiento del café en Chiapas y más allá

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A principios de octubre, la ciudad montañosa de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, México, vibraba con el murmullo de cientos de visitantes y el aroma del café recién tostado. La Cumbre Women Powered Coffee 2025 (Café Empoderado por Mujeres), organizada por Bean Voyage, donatario de la Fundación W.K. Kellogg (WKKF), reunió a más de 300 mujeres productoras, tostadoras, baristas y compradoras de todo el continente americano, Asia y África occidental para celebrar a las mujeres que están transformando la industria global del café.

Durante tres días, la cumbre fue un espacio para compartir y celebrar. Las mujeres contaron historias de cada etapa del viaje del café: desde quienes cultivan los granos en las montañas envueltas en neblina hasta quienes sirven tazas en cafés concurridos. La cumbre fue creada para centrar sus voces, honrar sus experiencias y destacarlas como expertas de la industria que impulsan cambios significativos, un enfoque poco común en el sector mundial del café.

“Estamos aquí para celebrarles a todas ustedes y los grandes dones que aportan al mundo a través de su café, su dedicación y su arduo trabajo”, dijo SungHee Tark, cofundadora y directora general de Bean Voyage, en su mensaje de bienvenida a las asistentes. 

Del grano a la taza: Mujeres definiendo el futuro

Las ponentes de la cumbre compartieron cómo las mujeres han trabajado arduamente en el café durante generaciones, pero no han sido reconocidas por su liderazgo. Hicieron un llamado a una industria más justa que ayude a las mujeres a recibir la capacitación y el apoyo que necesitan para cuidarse a sí mismas, a sus familias y a sus comunidades.

Más de una docena de talleres exploraron temas como prácticas agrícolas que protegen la naturaleza, gestión de cooperativas, comercialización internacional del café y mejora de la calidad del grano. El mensaje en todas las sesiones fue claro: el café es parte de la cultura y una expresión del amor y el cuidado que las personas tienen por su tierra y su comunidad. 

Reclamando el origen

Crédito de la foto: Alexa Romano

Otros temas poderosos que surgieron a lo largo de la cumbre fueron las preguntas: ¿De dónde viene el café y quién se beneficia de él? Durante siglos, el café ha sido moldeado por sistemas de colonialismo y explotación. Las personas que lo cultivaban recibían muy poco de las ganancias y nada del reconocimiento. Pero en Chiapas y más allá, las mujeres productoras están reivindicando su significado. Para ellas, el “origen” no se vincula con la ganancia, sino con el territorio ancestral, la tradición y la identidad.

“Cambiemos la historia para que tratemos a las personas, al suelo, a las plantas y a todo el ecosistema no como recursos, sino como la fuente de la vida”, dijo Greta Spota Diericx, fundadora de Nabesta, una organización que colabora con productoras y productores de café.

Cultivar estabilidad, sostener la tierra

En las tierras altas alrededor de San Cristóbal, las comunidades indígenas han cultivado café desde hace mucho tiempo en equilibrio con la naturaleza. El café orgánico y de sombra es mucho más que un cultivo comercial: ayuda a las familias a lograr estabilidad económica mientras cuidan la tierra que las rodea. Esto es especialmente cierto para las mujeres agricultoras que lideran cooperativas comunitarias.

Muchas de estas mujeres también están restaurando tierras degradadas, reforestando y transmitiendo a sus hijas y sus hijos métodos de cultivo sostenibles.

Aprendiendo a catar su propio café

Crédito de la foto: Marco Girón

Antes de que comenzara la cumbre, Proasus, otro donatario de WKKF, organizó una cata especial de café —o “cupping”— para mujeres productoras de Aldama, una región montañosa a unas dos horas de distancia. Para muchas de ellas, fue la primera vez que probaban su propio café. Aprendieron a reconocer notas florales, de nuez y frutales que buscan las tostadoras y los consumidores, y a sentirse orgullosas de la habilidad necesaria para desarrollar esos sabores.

“¿Reconocerán ustedes su propio café, cree?”, preguntó Octavio Ruiz Cervera, fundador de Tostadora de Cafés Extraordinarios y aliado cercano de Proasus. Muchas mujeres negaron con la cabeza mientras una risa suave llenaba el aire. “Probaremos sin azúcar ni aditivos para que los sabores sean puros. Nos encanta su café y creemos que a ustedes también les gustará”.

Esta experiencia mostró cómo aprender sobre calidad ayuda a las personas productoras a ganar confianza y negociar mejores precios en el mercado. 

Tazas llenas de posibilidades

Al concluir la cumbre, el aroma del café de Chiapas llenó el salón por última vez. Las mujeres compartieron risas y planes para más colaboración y mayor reconocimiento para el trabajo liderado por mujeres.

Para ellas, el café no es solo un producto. Es un puente de conexión entre las personas y el planeta, entre el pasado y el futuro, entre quienes lo cultivan y quienes lo disfrutan. En Chiapas, ese puente está siendo construido por mujeres que vierten sus historias de justicia y esperanza en cada taza.

La cumbre cerró con una invitación de Flor Eva Pérez Cuevas, productora e integrante del Proyecto Mixteca Sustentable, para que todas las personas alzaran sus voces con alegría. Los vítores y expresiones de entusiasmo resonaron por el salón y salieron hacia la ciudad.

Cuevas sonrió y dijo:
“No solemos tener la oportunidad de compartir nuestras voces. Esto era lo que faltaba.” 

Crédito de la foto: @ivacaminando

Recursos: 

Crédito de la foto de la imagen de encabezado: @ivacaminando

De las aulas a las comunidades

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