This post is also available in: English (Inglés)
El clima nos afecta a todos por igual, pero la tormenta tropical Cristóbal que azotó a México hace dos semanas devastó sus comunidades más marginadas. Los grupos locales están organizando esfuerzos de respuesta y solicitando apoyo de los sectores público y privado.
De acuerdo con algunas estimaciones, ha sido la temporada más activa de huracanes en el Atlántico de la que se tiene registro. Es un hecho inédito que tres tormentas identificadas se formaran antes del 5 de junio. Cristóbal fue la tercera de este año, causando inundaciones en El Salvador y Guatemala antes de tocar tierra en la península de Yucatán el 3 de junio.
Cristóbal llegó como una tormenta tropical y se convirtió en una depresión tropical de trayectoria lenta que azotó durante tres días los estados de Campeche, Yucatán, Quintana Roo y partes de Chiapas. Miles de familias tuvieron que abandonar sus hogares, las carreteras se dañaron, las comunidades quedaron incomunicadas, y miles de apiarios y más de 80% de los cultivos de esta región en gran medida agrícola quedaron destruidos.
Las consecuencias humanitarias del desastre en esta zona casi en su mayoría indígena y rural son posiblemente catastróficas.
La península de Yucatán ya estaba enfrentando cada vez más casos de COVID-19 y un sistema de salud colapsado, señala Nora Tzec Caamal, quien lidera la organización comunitaria indígena Ka’ Kuxtal Much Meyaj en el municipio de Hopelchén, Campeche. Y luego azotaron estas tormentas que devastaron gran parte de la región, especialmente Hopelchén. Y ahora señala: “La principal preocupación son los alimentos”, ya que los maizales y huertos mayas se inundaron, así como los corrales. También dice que otra preocupación es la propagación de enfermedades por los mosquitos y el agua contaminada, además del mayor riesgo de coronavirus.
La apicultura, que en muchas poblaciones mayas es la principal actividad económica, se encuentra en riesgo: miles de cosechas se han perdido en los estados de Yucatán y Campeche en México por las tormentas tropicales. pic.twitter.com/5KR9YQJ88U
— ajplusespanol (@ajplusespanol) June 16, 2020
A largo plazo, es probable que este desastre afecte la economía y la seguridad alimentaria en una zona con niveles históricamente elevados de pobreza. El coronavirus ya ha causado estragos al acabar con el turismo de las zonas cercanas del cual dependen muchos lugareños, además de afectar las industrias del comercio, la construcción y la pesca. Actualmente, las comunidades indígenas que viven de la agricultura, apicultura y silvicultura han perdido su sustento.
La respuesta a nivel nacional ha sido lenta. De por sí, en épocas normales, estas comunidades indígenas y rurales casi no aparecen en las noticias nacionales o internacionales, pero la casi nula respuesta ante este desastre humanitario sigue siendo frustrante para muchas de las personas que trabajan en la zona.
“Durante siglos, las y los indígenas han desarrollado prácticas que promueven una relación de respeto con la tierra, arraigada en su propia identidad e historia”, señala Alejandra Garduño, funcionaria del programa de la WKKF en la Ciudad de México. “En México, durante los últimos 20 años, también han estado luchando contra políticas públicas que promueven el uso intensivo de la tierra y megaproyectos que dañan el medioambiente. Sin duda, actualmente, el impacto de las tormentas es mayor como consecuencia de estas políticas y prácticas, así como de la violación a los derechos humanos. La invisibilidad crea un espacio para que estas transgresiones continúen”.
Por fortuna, los líderes y las organizaciones asociadas de la comunidad han dado una respuesta rápida. Ka’ Kuxtal Much Meyaj formó una cooperativa con otros siete grupos de la sociedad civil hace más de un año, y ahora están trabajando en conjunto para apoyar a los más afectados por el desastre en Hopelchén. Están distribuyendo alimentos y suministros sanitarios y, en la siguiente etapa de la recuperación, planean centrarse en reactivar la producción agrícola local.
“Este trabajo [colaborativo] nos ha permitido reaccionar y atender a la población más vulnerable en todo el municipio”, dice Caamal. “Estamos trabajando bajo el principio de la confianza y solidaridad, reconociendo que trabajando en equipo podemos llegar a más familias y comunidades”.
Ka’ Kuxtal Much Meyaj es tan solo una de las tantas organizaciones que han estado trabajando de manera colaborativa para responder a la emergencia. Por mencionar algunas: Muuch Kambal, REPSERAM, Save the Children México, UADY, El Hombre Sobre la Tierra, Escuela U Yits Ka’an, Colectivo de OSC de Hopelchén y Colectivo de OSC de Calakmul. Se unieron a muchas más para solicitar apoyo, mediante los periódicos, de los sectores público y privado en México, además de evacuar a familias, evaluar los daños, recolectar fondos y planear lo que probablemente será un largo camino con miras a la recuperación.
Vientos Culturales, productora de televisión para niños y niñas, nos comparte las opiniones de las y los jóvenes afectados por las inundaciones
Para ver los videos educativos sobre COVID-19 de Vientos Culturales y obtener información sobre su programación regular, visite https://everychildthrives.com/in-a-pandemic-kids-tv-producers-keep-indigenous-mexican-voices-in-the-conversation/.
Comments