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La ciudad de Hatch, en el sur de Nuevo México, es conocida como la Capital Mundial del Chile. La agricultura está en el corazón de esta pequeña ciudad, y está arraigada en las familias desde hace varias generaciones. Es una zona repleta de ricas historias, legados culturales y orgullo comunitario.

“No hay otro lugar igual en el mundo. La comunidad de Hatch Valley es una gran familia y siempre nos ayudamos, pase lo que pase. Lo único que queremos es ayudar y crecer”.
R. J. Goray, a high school junior and district FFA President and New Mexico FFA State Vice President
La familia de R.J. empezó a cultivar cerca de Hatch antes de que Nuevo México fuera considerado un estado.
Hace unos años, el superintendente de Hatch Valley Public Schools (HVPS, por sus siglas en inglés), Michael Chavez, planteó un reto a sus profesores: ¿cómo podía el distrito ayudar a los alumnos a aprender de forma que se les conectara con la rica historia agrícola de Hatch Valley y participaran en la comunidad? Una de las profesoras que ayudó a idear la solución es Kim O’Byrne, instructora de agricultura de HVPS.
En 2022, O’Byrne dirigió los esfuerzos para solicitar un donativo de USD $300,000 de la Fundación Kellogg. El propósito del donativo es apoyar la visión de Hatch Valley Public Schools de mejorar la calidad de vida de los alumnos mediante el desarrollo de habilidades para la vida y la preparación para la carrera y la universidad. Muchos alumnos son bilingües o aprenden inglés, lo que puede crear barreras a las oportunidades y a los resultados equitativos, especialmente en un estado que experimenta una escasez continua de profesores bilingües. Además, la comunidad de Hatch alberga una gran población inmigrante, por lo que ofrecer educación bilingüe a los alumnos y rutas profesionales a las familias cuya lengua materna no es el inglés ayuda a los educadores a abordar esta brecha.



“Ha sido increíble ver a los niños y niñas emocionarse tanto al ver salir zarcillos de sus plantas de chícharos y luego contarme en español el nivel de pH de la planta y cómo corregirlo. Se trata de alumnos de primer grado que ya hablan sobre ciencias de alto nivel en su lengua materna”.
Kim O’Byrne
Los jardines de torre están diseñados no solo para inspirar el orgullo de cultivar alimentos, sino también para cultivar futuros profesores, comercializadores, científicos e investigadores que potencialmente puedan retribuir a la comunidad de Hatch Valley más adelante. El gran proyecto de la escuela secundaria adyacente es un contenedor de carga climatizado de 40 pies que cultivará el equivalente a 3 1/2 acres de productos utilizando un 97% menos de agua y empleando luces interiores para plantas con un espectro variable que reproduce el sol. La Hatch Valley High School comenzó a cultivar lechuga romana y lechuga mantequilla, y produce suficiente para donar una vez al mes al banco de alimentos local, que atiende a una media de 65 familias. La escuela está invitando a agricultores locales para que conozcan la granja de carga, una posible solución para la falta de agua, y planea experimentar con variedades de chile y hierbas como el cilantro.

Otro activo que escasea son los veterinarios, especialmente los bilingües. Con el apoyo del donativo de la WKKF, HVPS está a punto de abrir las puertas de su nueva clínica veterinaria/laboratorio de aprendizaje de Hatch Valley para ayudar a los dueños de mascotas pequeñas, a la vez que educa a los alumnos interesados en convertirse en veterinarios. Luego, el proyecto se ampliará para incluir una clínica veterinaria para animales grandes que atenderá a los animales de producción alimentaria. Los alumnos cuidan de las “cabras cortacésped” de la escuela y trabajan con modelos precisos de animales para aprender medicina veterinaria.

“Cuando entro a la clase de veterinaria, los alumnos tienen unas sonrisas enormes en la cara. Ver lo que son capaces de hacer en el salón les da una confianza que se eleva a un nivel completamente nuevo cuando van a la escuela para ello y se adentran en el campo. Los alumnos de Hatch Valley no tienen muchas oportunidades, así que estos cursos de veterinaria realmente amplían eso”, comenta Goray.

Los alumnos de mercadotecnia agrícola de la Universidad Estatal de Nuevo México colaboraron con los de Hatch Valley para desarrollar una marca y un logotipo para el centro veterinario y el laboratorio de cuidado y aprendizaje de animales de Hatch Valley. El proyecto de la marca, de un semestre de duración, llevó a los alumnos del HVHS a comprender los conceptos de creación de marcas y logotipos, evaluando, comparando y ofreciendo sugerencias de cambio. La culminación de los proyectos ha sido impactante para toda una serie de alumnos interesados en distintas profesiones.
Para el superintendente Chavez y los profesores del sistema de Hatch Valley Public School, este proyecto demuestra lo que puede ocurrir cuando los líderes piensan a lo grande, actúan y trabajan para crear futuros líderes con las capacidades que la comunidad necesita. Están sembrando semillas para cultivar el futuro y avanzar hacia resultados equitativos.
Al preguntarle a Kim O’Byrne qué le enorgullece más, no duda en responder:
“Ver cómo estos niños y niñas adquieren confianza en sí mismos y se sienten orgullosos de algo. Durante demasiado tiempo, sintieron que venían de una pequeña escuela rural y que no tenían nada”.
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