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En otoño de 2020, la escuela primaria Village East, de las escuelas públicas de Cherry Creek, en Colorado, planeó que sus niños regresaran a la escuela de manera presencial. La directora Mia Robinson presentía que sus alumnos—el 90% de los cuales son niños de color—no estarían en las mismas condiciones que antes de las vacaciones de verano.
"Para que tengamos éxito como educadores, tenemos que recurrir a los principales maestros de nuestros alumnos: sus padres".
“Todos estamos viviendo la pandemia del COVID y la pandemia del racismo”, observa Robinson, “sabía que teníamos que reanudar las clases de manera diferente”.
Además del aislamiento y la pérdida de seres queridos a causa del virus COVID-19, muchos alumnos participaron en sus primeras protestas durante el verano de 2020. Los menores se unieron a sus padres para defender la vida de Elijah McClain, un adolescente negro de la localidad, y a su familia, que está sufriendo este dolor. La vida de McClain se truncó durante una interacción fatal con la policía, que lo detuvo cuando volvía a casa de una tienda, aunque no había cometido ningún delito.
Robinson recurrió a RISE-Colorado, un donatario de la WKKF, para replantearse cómo dar la bienvenida a los alumnos—cuyas vidas han cambiados para siempre—al recinto escolar. RISE convocó a los padres de familia, profesores y alumnos para diseñar el programa de reincorporación, dando prioridad a la salud social y emocional. Cuando se reabrió la escuela, los alumnos reforzaron sus relaciones y procesaron la situación juntos.
La experiencia quedó plasmada en un ensayo presentado por un alumno de quinto año en la ceremonia de graduación de fin de curso:
(Este año fue) una especie de montaña rusa enorme. Salimos del quinto grado y nos adentramos en este mundo oscuro donde no hay luz, donde la vida se siente interrumpida. Nunca olvidaré este año en el que todos estamos juntos en esta montaña rusa.
Pero este es un nuevo capítulo en la vida de todos para hacer de este mundo un mejor lugar. Nos esforzamos por ser las personas talentosas, maravillosas e inteligentes que somos. Gracias por ser los mejores seres humanos del mundo.
Al ver a su comunidad escolar unida durante un año agotador, Robinson se sintió esperanzada. “Nuestras familias son un ejemplo impresionante de un grupo multirracial y multiétnico que convive en armonía. Están aquí unidas por el amor que comparten por sus hijos”.
COMUNIDADES GLOBALES EN EL CORAZÓN DE COLORADO
Las escuelas públicas de Cherry Creek y Aurora son distritos vecinos en la zona de Aurora, Colorado.
“Aurora es como un curso intensivo de ciudadanía global. Es lo que vamos a hacer a nivel nacional”, dice Elizabeth Casillas, líder de los padres de familia y organizadora de la comunidad latina en RISE.
Las familias que asisten a las escuelas públicas de Aurora proceden de más de 130 países y hablan aproximadamente 160 idiomas. RISE apoya a las familias de origen negro, latino, birmano, karen, karenni y butanés nepalí.
Esta diversidad hace que la participación de los padres de familia sea aún más importante, de acuerdo con la responsable de la participación comunitaria de RISE, Aydé Ávila. “Mientras que el 85% de nuestros alumnos son niños de color, más del 80% de los profesores son de raza blanca. El sistema educativo al que acceden nuestras familias no fue diseñado para ellas. Los teléfonos móviles, los automóviles y todo lo demás se ha actualizado; los sistemas educativos, no. Es necesario que surja algo completamente nuevo para que nuestros alumnos florezcan, para que el sistema aproveche y dinamice la inteligencia de nuestros alumnos”.
"Los padres de familia tienen que organizarse para crear, de manera conjunta con las escuelas, sistemas más adecuados a sus necesidades".
SUPERVIVENCIA HOLÍSTICA, BIENESTAR PSICOLÓGICO Y FÍSICO
Sin embargo, durante una pandemia, “pedir a las familias que corrijan el sistema escolar mientras tienen hambre era una falta de respeto”, comenta la directora de estrategia de RISE, Jocelyn Stephens. Así que RISE cambió a lo que llaman compromiso holístico de los padres de familia, o la organización para la supervivencia.
Este cambio incluyó conversaciones quincenales con las familias para entender sus necesidades y encontrar los medios para ofrecerles ayuda directa en efectivo y de emergencia. La supervivencia también incluyó atención psicológica y emocional para los alumnos.
“Este año muchos niños hablaron del suicidio”, señala Casillas. “Algunas familias tuvieron que hospitalizar a sus hijos durante días en las clínicas. Cuando se trata del tema de a la salud mental, los padres de familia quieren más apoyo por parte de las escuelas. Las escuelas tienen un especialista en salud mental por cada edificio, lo que no es suficiente para apoyar a todos los alumnos”.
Como resultado de escuchar a los padres de familia, el distrito escolar público de Aurora y RISE están trabajando con los padres de familia para diseñar conjuntamente un programa de salud social y emocional para todos los alumnos.
No obstante, Stephens considera que la preocupación por la salud mental es anterior a la pandemia: “El grupo de líderes familiares latinos detectó esta necesidad hace años. El distrito que ahora está emergiendo con los padres de familia es el resultado directo del movimiento de nuestras familias y de la amplificación de sus voces. Esto es lo que sucede cuando las familias se unen para crear algo equitativo. Esto amerita una celebración, ¡una gran celebración! Como dice mi abuela, no es alarde si es verdad”.
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