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Uno nunca espera despedirse de uno de sus superhéroes. La mañana del lunes escuché la desgarradora noticia de que el mío falleció con apenas 62 años de edad.
Cualquier persona que tenga algún vínculo con la salud global y la justicia social sabe lo enorme que es esta pérdida. Es imposible exagerar la manera en que este gigante impactó a muchos de los que trabajamos en esta comunidad, tanto a nivel personal como colectivo. Paul fue amigo de muchos, defensor de miles de millones y una inspiración para todos nosotros. Dedicó su carrera a enseñarnos cómo debería ser la equidad en salud y la salud global. Nos impulsó a todos a ser mejores personas.
Es muy probable que ninguna otra persona represente los principios y valores fundamentales que me esmero por seguir en mi vida diaria más que el Dr. Paul E. Farmer, cofundador y director estratégico de Partners in Health (PIH). Con dos doctorados (MD/PhD) de la universidad de Harvard, el Dr. Farmer podría haber fácilmente elegido una práctica clínica/académica muy lucrativa en los Estados Unidos. Sin embargo, siempre se le recordará como el “médico de los pobres” que luchó incansablemente por mejorar los sistemas de salud en las zonas rurales de Haití y del mundo.
De todas sus características contagiosas—optimismo, humildad, amabilidad y generosidad implacables—quizá lo que hace que el Dr. Farmer sea tan extraordinario en su campo es su coraje para hacer frente a los legisladores establecidos e influyentes en materia de salud global y abogar por los pobres que viven en comunidades marginadas (los “sin voz”), entre muchas otras. El trabajo del Dr. Farmer salvó y cambió innumerables vidas y su escritura replanteó gran parte de la ideología sobre la salud global en torno a los impactos de la violencia estructural. Buscó impulsar altos estándares de atención en lugares considerados “desiertos médicos” al adoptar un enfoque de atención muy amplio de “hacer lo que sea necesario”; puso manos a la obra para llegar a los pacientes que se encontraban demasiado enfermos para viajar y palas en la tierra no solo para construir hospitales y clínicas, sino también viviendas, escuelas y carreteras. Desde que conocí a Farmer en Haití hace más de una década, su coraje, humildad y respeto por las culturas y normas locales han sido una gran influencia en mi carrera y mi fotografía.
El trabajo del Dr. Farmer impactó la vida de muchas personas y tengo la suerte ser una de ellas. Mi forma de pensar y mis valores actuales están inspirados en su visión de un mundo más justo y equitativo para todos. Tuve el privilegio de presenciar de primera mano cómo predicó con el ejemplo y siempre se mantuvo fiel a sus convicciones. El Dr. Paul Farmer realmente cambió al mundo, ya que creía firmemente que la atención médica es un derecho humano fundamental y que el hecho de que las personas sean pobres no significa que estén condenadas a recibir atención de mala calidad, incluidos el VIH y el cáncer.
Gracias por todo, Paul. El mundo —mi mundo—, es mucho mejor gracias a ti.
Ryan Jiha
Doy mi más sentido pésame a su esposa, Didi Bertrand Farmer, sus tres hijos y la familia extendida de @PIH en todo el mundo, desde Haití hasta Ruanda. #rippaulfarmer
Ryan Jiha es director de programas de la Fundación W.K. Kellogg. Sus comentarios aparecieron por primera vez en francés en Le Nouvelliste.
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